Profesor Celso Arévalo |
Al mes siguiente de su llegada se habilita un largo corredor del centro para instalar en él el germen de lo que después sería el Laboratorio de Hidrobiología, pionero en España en el estudio de la vida dulceacuícola. Así consta en las memorias del instituto del curso 1911/12:
“El celoso catedrático de Historia Natural, D. CELSO ARÉVALO, bien penetrado de que la enseñanza de su asignatura sólo puede lograrse sea provechosa, realizándola de modo muy práctico y dando medios á los alumnos para que trabajen á diario, se propuso disponer de local útil para ello y no le fue difícil encontrarlo.
El largo pasillo del coro, sin aplicación hasta el mes de Mayo de 1912, la tiene ahora muy estimable, pues se ha convertido en un nuevo laboratorio. Siete ventanas que dan al patio permiten el paso de abundante luz, y delante de cada una de ellas se ha instalado una mesa de trabajo, provista del servicio de gas, electricidad y agua, necesario para las tareas que se efectúen. En la parte media se instalarán numerosos acuarios , entre ellos uno grande de 300 litros y dos medianos de á 150 litros, y á lo largo de las paredes irán estantes, mesitas y bancos, y para completar el conjunto el mapa geológico de España y unas hermosas láminas decoran los lienzos de pared libres de otros objetos…
Celso Arévalo con sus alumnos en el Laboratorio del Instituto hacia 1915 |
Si actualmente merece el nombre de laboratorio, dentro de poco podrá denominarse también estación de Potamología, ya que con los acuarios y demás material disponible podrá el SR. ARÉVALO efectuar estudios de biología animal y vejetal [sic] de los seres que pueblan las aguas dulces en España, para lo que lleva ya acopiados muchos materiales y cuenta con una valiosísima biblioteca de la especialidad. Es de advertir que, lo mismo que los gastos de instalación del laboratorio, que de adquisición de libros y material, se han hecho de la consignación ordinaria del Instituto y sin apoyo pecuniario alguno especial, que bien merece un laboratorio en el cual recibirán enseñanza práctica cerca de 300 alumnos cada año y que además está destinado á constituir un centro especial de investigación científica.”
El mismo Celso Arévalo escribe en el boletín del mes de junio de 1914 de la Real Sociedad Española de Historia Natural un artículo dando a conocer la creación del Laboratorio de Hidrobiología. En él se agradece la colaboración del profesor ayudante de Historia Natural D. Angel B. de la Cruz Nathan y de sus discípulos predilectos: D. Salustio Alvarado y D. Luis Pardo García.
También detalla los medios de investigación que utiliza:
“El Laboratorio dispone ya de tres microscopios Reichert, un microscopio de disección del mismo constructor, otro de mano, un microscopio de acuarium, un micrótomo Reichert, estufa de inclusión de Adnet, y una buena colección de reactivos de micrografía adquiridos en la casa E. de Haën (Seelze), y del pequeño material necesario en las manipulaciones micrográficas. A ello hay que agregar un microscopio Zeiss, una cámara para micrografía y otros objetos de mi propiedad.
Para los estudios de campo disponemos de varios modelos de mangas de plankton, botellas de recoger muestras de agua, aparatos de fijación y transporte de plankton, sondas, termómetros, etcétera…"
Pronto en el pequeño laboratorio el profesor Arévalo comienzan a realizarse trabajos de investigación de notable interés, por lo que se gana una merecida fama que atrae a diversos investigadores, algunos de ellos extranjeros entre los que destacan el ictiólogo Alfonso Gandolfi y los malacólogos Fiedrich Haas y Wulf Emmo Ankel.
En 1916 se crea en el instituto una revista: “Los Anales del Instituto General y Técnico de Valencia” en el que se publican los artículos de los numerosos trabajos realizados en el Laboratorio, aunque también recoge otros del propio museo de Historia Natural del centro o de carácter lingüístico, artístico, antropológico, histórico y geográfico. En total se publican 16 anales hasta el año 1928.
En 1917 el Laboratorio de Hidrobiología es reconocido de forma oficial y se nombra director del mismo al profesor Arévalo.
En 1918 el profesor Arévalo se traslada a Madrid tras ganar la cátedra de Historia Natural del instituto Cardenal Cisneros. Allí consigue adscribir el Laboratorio de Hidrobiología al Museo Nacional de Ciencias Naturales en el que se crea una sección específica de la que es nombrado director.
Desde ese momento el Laboratorio de Valencia queda a cargo del profesor ayudante del instituto Luis Pardo García, antiguo alumno de Arévalo y asiduo colaborador en sus investigaciones. En 1928 Luis Pardo también se traslada a Madrid quedando a cargo Fernando Boscá Berga, que logra mantenerlo, aunque ya en plena decadencia, hasta el año 1931 en que el Laboratorio de Hidrobiología es definitivamente suprimido.